Juan Bonilla
Tu verdad no.
Tampoco la Verdad.
Ni mi verdad siquiera.
Ya no es más que el sueño antiguo
de unos fundamentalistas,
de curas,
de militares,
de publicistas siniestros,
de los líderes políticos
y de ancianos timoratos.
Ni la de Agamenón
ni la verdad de su porquero.
No te pongas a buscarla
ni en los libros ni en la vida,
ni en los ojos de otros seres
ni en los espejos nocturnos.
Que La Verdad ya no es más
que un periódico de Murcia.
Tu verdad no.
Tampoco la Verdad.
Ni mi verdad siquiera.
Ya no es más que el sueño antiguo
de unos fundamentalistas,
de curas,
de militares,
de publicistas siniestros,
de los líderes políticos
y de ancianos timoratos.
Ni la de Agamenón
ni la verdad de su porquero.
No te pongas a buscarla
ni en los libros ni en la vida,
ni en los ojos de otros seres
ni en los espejos nocturnos.
Que La Verdad ya no es más
que un periódico de Murcia.