10.12.16

Conversaciones

Luis García Montero

Como el primer cigarro,
los primeros abrazos. Tú tenías
una pequeña estrella de papel
brillando sobre el pómulo
y ocupabas la escena marginal
donde las fiestas juntan la soledad, la música
o el deseo apacible de un regreso en común,
casi siempre más tarde.

Y no la oscuridad, sino esas horas
que convierten las calles en decorados públicos
para el privado amor,
atravesaron juntas
nuestras posibles sombras fugitivas
con los cuellos alzados y fumando.
Siluetas con voz,
sombras en las que fue tomando cuerpo
esa historia que hoy somos de verdad,
una vez apostada la paz del corazón.

Aunque también los muebles
se hicieron a nosotros.
Frente a aquella ventana -que no cerraba bien-,
en una habitación parecida a la nuestra,
con libros y con cuerpos parecidas,
estuvimos amándonos
en el primer bostezo de la ciudad, su aviso,
su arrogante protesta. Yo tenía
una pequeña estrella de papel
brillando sobre el labio.

5.11.16

Luego, el tiempo

Robert Hass

EN invierno, en una pequeña habitación, un hombre y una mujer
han hecho el amor durante horas. Exhaustos,
ocupados en secarse el sudor el uno al otro,
se cruzan de repente la mirada y se ríen.
"¿Qué pasa?", dice él. "No te entregas del todo",
dice ella, una mujer a la que no le gusta caer
en tópicos. Le recorre el pecho con los dedos,
Tamborilea como si tanteara el efecto.
Él dice, "Tampoco a mí mismo". Y ella, que vuelve a
sentirse ella misma, "¿Quieres decir que no estás satisfecho contigo mismo?"
"Eso quiero decir", le acaricia los brazos y le da un meneo,
"¿A qué crees que se debe?" Ella levanta la cabeza
y lo mira fijamente. "¿De verdad quieres saberlo?"
"Sí", dice él. "Te aborreces a ti mismo", dice ella. "anhelando ser Dios".
La besa de nuevo. "No es que sea eso", se encoge de hombros,
"Sino que viene de ahí". Le besa la boca amoratada
por segunda vez, y una tercera.  Años después, en otra ciudad
están cenando en un restaurante tranquilo cerca de un parque.
Otoño. Aquel día temprano mucha lluvia: hojas color brasa
y carmesí, volando por todas partes. Veinte años mayor,
Sigue siendo muy hermosa. Una persona austera. Se ha convertido,
le dice, en una jardinera obsesiva, las hijas se hicieron mayores.
Él intenta que no la pueda el amor o el dolor
porque ve que ella no tiene manos. Supone
que las habrá regalado. Imagina,
con total claridad, cómo se despierta algunas mañanas
(tiene un recuerdo muy vivo de su juventud, estirándose
al despertar, enrojecida, abriendo los ojos)
con un ataque de pánico porque no puede recordar
lo que hizo con ellas, por qué han desaparecido,
y entonces se acuerda, y se tranquiliza, luego el día
vuelve a tomar su rumbo cotidiano.
Ella le pregunta si piensa en ella. "Pocas veces",
le dice, sonriendo. "¿Y tú?" "No demasiado", le dice ella,
"Puede que sea porque nunca formamos parte del tiempo".
observa sus largos dedos, sus manos de pianista,
o de jardinera, fuertes, trabajadas, cuando ella juega
con su copa de vino y él comprende, vagamente,
que deben ser sus propias manos las que han desaparecido. Luego
le cuenta que ha estado todo el día
con alguien que ambos habían percibido, hace muchos años,
como superior. "Ya conoces la expresión:
un perfecto idiota" le había dicho ella y a él le gustó mucho aquel tono
de voz. Ella empieza a contarle la historia de una empresa
en Maine que le sirve semillas, empieza con una refugiada
polaca que se casó con un separatista franco-canadiense del Québec.
Es una historia que pega unos giros muy sorprendentes y con una extraña
flor de lis de chocolate al final. Él la escucha,
observa su rostro, concentrado todavía en lo que le cuenta.
Concluye que ella piensa de una forma más abstracta
que él y que parece ser lo que la ha salvado
de todo su pesimismo, de cierto tipo de dolor.
ella se sorprende pensando en lo literal que es él,
se da cuenta, como si lo fuera recordando, por el placer
que le causa el menú, la cocina, la arquitectura de la sala.
Eso la conmueve -del modo en que esa grave limitación
pueda conmover-, se siente enternecida por lo que le atrae,
también por lo que fue para ella. Ella ve su propia avidez
por vivir entonces, o por no haber vivido sería más exacto,
Desde una distancia, igual que un conductor puede ver desde la carretera
un ciervo sobresaltado cruzando un campo abierto bajo la luvia.
Algo efímero. Aquí y nada. La muerte lo hizo intenso,
si no la muerte exactamente, piensa en
criaturas agitándose en una pila de abono, luego, el tiempo.

(Traducción: Jaime Priede)

Fuente online: https://ustedleepoesia2.blogspot.com.es/2016/10/luego-el-tiempo.html



THEN TIME

IN winter, in a small room, a man and a woman
Have been making love for hours. Exhausted,
Very busy wringing out each other's bodies,
They look at one another suddenly and laugh.
"What is this?" he says. "I can't get enough of you,"
She says, a woman who thinks of herself as not given
To cliché. She runs her fingers across his chest,
Tentative touches, as if she were testing her wonder.
He says, "Me too." And she, beginning to be herself
Again, "You mean you can't get enough of you either?"
"I mean," he takes her arms in his hands and shakes them,
"Where does this come from?" She cocks her head
And looks into his face. "Do you really want to know?"
"Yes," he says. "Self-hatred," she says. "Longing for God."
Kisses him again. "It's not what it is," a wry shrug,
"It's where it comes from." Kisses his bruised mouth
A second time, a third. Years later, in another city,
They're having dinner in a quiet restaurant near a park.
Fall. Earlier that day, hard rain: leaves, brass-colored
And smoky-crimson, flying everywhere. Twenty years older,
She is very beautiful. An astringent person. She'd become,
She said, an obsessive gardener, her daughters grown.
He's trying not to be overwhelmed by love or pity
Because he sees she has no hands. He thinks
She must have given them away. He imagines,
Very clearly, how she wakes some mornings,
(He has a vivid memory of her younger self, stirred
From sleep, flushed, just opening her eyes)
To momentary horror because she can't remember
What she did with them, why they were gone,
And then remembers, calms herself, so that the day
Takes on its customary sequence again.
She asks him if he thinks about her. "Occasionally,"
He says, smiling. "And you?" "Not much," she says,
"I think it's because we never existed inside time."
He studies her long fingers, a pianist's hands,
Or a gardener's, strong, much-used, as she fiddles
With her wineglass and he understands, vaguely,
That it must be his hands that are gone. Then
He's describing a meeting that he'd sat in all day,
Chaired by someone they'd felt, many years before,
Mutually superior to. "You know the expression
'A perfect fool,'" she'd said, and he has liked her tone
of voice so much. She begins a story of the company
In Maine she orders bulbs from, begun by a Polish refugee
Married to a French-Canadian separatist from Quebec.
It's a story with many surprising turns and a rare
Chocolate-black lily at the end. He's listening,
Studying her face, still turning over her remark.
He decides that she thinks more symbolically
Than he does and that it seemed to have saved her,
For all her fatalism, from certain kinds of pain.
She finds herself thinking what a literal man he is,
Notices, as if she were recalling it, his pleasure
In the menu, and the cooking, and the architecture of the room.
It moves her - in the way that earnest limitation
Can be moving, and she is moved by her attraction to him.
Also by what he was to her. She sees her own avidity
To live then, or not to not have lived might be more accurate,
From a distance, the way a driver might see from the road
A startled deer running across an open field in the rain.
Wild thing. Here and gone. Death made it poignant, or,
If not death exactly, which she'd come to think of
As creatures seething in a compost heap, then time.

25.10.16

Che fece… il gran rifiuto

Konstandinos P. Kavafis
(Alexandria, Egipte1863 - Alexandria, Egipte1933)

Σε μερικούς ανθρώπους έρχεται μια μέρα
που πρέπει το μεγάλο Ναι ή το μεγάλο το Οχι
να πούνε. Φανερώνεται αμέσως όποιος τόχει
έτοιμο μέσα του το Ναι, και λέγοντάς το πέρα

πηγαίνει στην τιμή και στην πεποίθησί του.
Ο αρνηθείς δεν μετανοιώνει. Αν ρωτιούνταν πάλι,
όχι θα ξαναέλεγε. Κι όμως τον καταβάλλει
εκείνο το όχι — το σωστό — εις όλην την ζωή του.

Che fece… il gran rifiuto

Per a certs homes tanmateix ve un dia
Que han de dir el gran Sí o el gran No.
És evident tot d'una qui era que tenia
A punt dins seu el Sí, i en dir-lo va endavant
Cap a l'honor i la convicció.
Qui ha fet el refús no es penedeix. Si tornen
A preguntar-li, «No» repetirà.
I, amb tot, aquell «No» —l'exacte que calia—
l'aterra tota la vida.

Traducció de Carles Riba


Che fece… il gran rifiuto

A algunos hombres les llega un día
en que deben el gran Sí o el gran No
decir. De inmediato se revela quién tiene
preparado en su interior el Sí, y diciéndolo
avanza en el honor y en su convicción.
Aquél que se negó no se arrepiente.
Si otra vez le preguntaran,
no, diría de nuevo. Y sin embargo lo agobia
aquel no —justo— durante toda su vida.

Traducción de Luis López Nieves


Che fece… il gran rifiuto
A cada uno le llega el día
de pronunciar el gran Sí o el gran
No. Quien dispuesto lo lleva
Sí manifiesta, y diciéndolo

progresa en el camino de la estima y la seguridad.
El que rehúsa no se arrepiente.
Si de nuevo lo interrogasen
diría no de nuevo. Pero ese

no -legítimo- lo arruina para siempre.


Che Fece ... Il Gran Refiuto 

For some people the day comes 
when they have to declare the great Yes 
or the great No. It’s clear at once who has the Yes 
ready within him; and saying it, 

he goes from honor to honor, strong in his conviction. 
He who refuses does not repent. Asked again, 
he’d still say no. Yet that no—the right no— 
drags him down all his life.

Translated by Edmund Keeley

21.10.16

La taula parada

per Joan Elies Adell Pitarch
(Vinaròs, el Baix Maestrat, 1968)


Ara paro taula, com cada nit, ‎
posant les coses al lloc on s’espera ‎
que han d’estar. Els coberts i els tovallons,‎
els vasos i els plats. L'ampolla de vi
i una mica d’aigua. Paro taula també ‎
per a tu, ja ho saps. Com cada nit. ‎
I deixo l’espai necessari ‎
per als nostres cossos cansats.‎
Mengem i mirem la televisió ‎
asseguts al sofà. Ens posem al dia, ‎
del món i de nosaltres. Poques vegades diem ‎
la veritat estricta. No mentim tampoc. ‎
Adaptem tot allò que ha succeït ‎
a una versió reduïda de la realitat, ‎
sense posar res en perill.‎
Tot sabent que la vida es resisteix ‎
a ser penetrada per la pròpia vida.‎


De La degradació natural dels objectes. Barcelona, Proa, 2004

11.10.16

Cómo escribir y cómo no escribir poesía

por Wislawa Szymborska

"El miedo al discurso preciso, el esfuerzo constante por convertir todo en una metáfora, la inagotable necesidad de que en cada línea se demuestre que eres un poeta: éstas son ansiedades que acosan a todo poeta en formación. Pero pueden curarse si se descubren a tiempo."

"Rilke advirtió a los jóvenes poetas que los temas majestuosos son difíciles y exigen una gran madurez artística. Les aconsejó escribir sobre lo que observan en torno a ellos y cómo viven cada día; sobre lo que se ha perdido y lo que se ha encontrado. Los animaba a utilizar lo que estaba a su alrededor como herramienta para desarrollar su arte; imágenes de los sueños, objetos del recuerdo. 'Si la vida diaria te parece pobre –escribió–, no la culpes. La culpa es tuya. No eres tan buen poeta como para percatarte de su riqueza'. Este consejo te puede parecer superfluo y estúpido. Por eso sustentamos nuestro argumento con uno de los poetas más esotéricos del mundo de la literatura. ¡Observa cómo alaba las cosas ordinarias!"

"Si a las dificultades de la juventud les sumas la ambición de escribir, hay que tener un carácter fuerte para sobrellevar el estrés. Tener cualidades como la perseverancia, la rapidez, poseer un amplio bagaje literario, ser curioso y mirar con atención. Hay que saber tomar distancia de uno mismo, ser capaz de sentir el dolor ajeno, tener una mente crítica, sentido del humor y la irrompible convicción de que el mundo se merece: a) seguir existiendo, y b) más suerte de la que ha tenido hasta ahora. Los poemas que nos has mandado dejan ver un deseo por escribir pero no alguna de las cualidades antes mencionadas. Tienes bastante trabajo por delante."

"Los poemas que has enviado sugieren que no has logrado percibir una diferencia fundamental entre la poesía y la prosa. Por ejemplo, el poema titulado 'Aquí' es meramente una descripción en prosa de un cuarto y sus muebles. En prosa una descripción así sirve a una función específica: presenta el escenario de la acción que viene. En un momento la puerta se abrirá, alguien entrará y algo pasará. En la poesía la descripción misma debe 'suceder'. Todo se vuelve significativo, la elección de las imágenes, su disposición, la forma que toma en las palabras. La descripción de un cuarto ordinario debe aparecer ante tus ojos como el descubrimiento de ese cuarto, y la emoción contenida en esa descripción debe ser compartida por los lectores. De otra manera, la prosa se queda prosa, aunque te esfuerces en cortar oraciones en columnas de verso. Y lo que es peor, nada pasa."

Invocación

por Raquel Lanseros (Jerez de la Frontera, Cádiz, 1973)

Que no crezca jamás en mis entrañas
esa calma aparente llamada escepticismo.

Huya yo del resabio,
del cinismo,
de la imparcialidad de hombros encogidos.

Crea yo siempre en la vida
crea yo siempre
en las mil infinitas posibilidades.

Engáñenme los cantos de sirenas,
tenga mi alma siempre un pellizco de ingenua.

Que nunca se parezca mi epidermis
a la piel de un paquidermo inconmovible,
helado.

Llore yo todavía
por sueños imposibles
por amores prohibidos
por fantasías de niña hechas añicos.

Huya yo del realismo encorsetado.

Consérvense en mis labios las canciones,
muchas y muy ruidosas y con muchos acordes.

Por si vinieran tiempos de silencio.

Font: http://www.raquellanseros.com/index.php/2015-11-17-17-47-09/poemas-en-espanol/47-invocacion

La web de la autora: http://www.raquellanseros.com/

24.2.16

Los míos no dejaron documentos

por Eduardo Jordá

Los míos no dejaron documentos.
Nada se sabe de ellos, más allá
de algunas conjeturas. Fueron pobres,
Nunca hicieron preguntas, aceptaron
todo cuanto el buen Dios les destinó.
Comieron, engendraron y murieron
sin orgullo y sin odio, jubilosos
si llegaban a viejos, y afligidos
si debían marcharse antes de hora.
En catalán se amaron e insultaron,
Y en catalán se despidieron de este mundo,
Y me siento un traidor al evocarlos
en una lengua que ellos no entendían.
Dejaron pocas fotos, escasas posesiones,
Ningún escudo heráldico. Fueron campesinos,
Cocheros, empleados, cocineros:
Gente sin importancia que no ensució la Historia
Porque la Historia, por suerte, no se acordó de ellos.
Si protestaron, siempre fue en voz baja.
Los oyeron sus hijos, sus mujeres, sus amos,
Pero nunca el buen Dios, duro de oído.
Y ahora están mezclados con la tierra
Y forman el paisaje de un suburbio.
Son esquinas, colmados, adoquines
Y cafés llenos de humo. Son caballos
Rodeados de tábanos. Son tapias.
Son plazuelas desiertas con farolas,
Tal vez cascotes, grúas, barro. Sé
Que nadie los reclama ni recuerda.
Con ellos no fue próspera esta isla,
Ni tampoco más pobre. Nada deben.
Nada importante hicieron o dejaron.
Ni siquiera yo sé cuál es su historia,
Y aunque la conociera, también sería inútil.
¿Quién podrá redimirlos, devolviéndoles
todo cuanto les fuera arrebatado?
De nada servirán estas palabras.
Irán, como las vidas de los míos,
Como su amor y su fe, su alegría
Y su temor, a perderse muy pronto
En esta oscuridad que nos envuelve.



Dice Eduardo Jordà:

"Muchas veces escribimos poemas incomprensibles o simplemente idiotas. Y somos demasiado solipsistas (y perdón por la palabra). Nos falta claridad y emoción. Emoción genuina, no retórica ni sentimental, ésa que nos produzca un escalofrío en la espina dorsal al mismo tiempo que nos ilumine con un hallazgo desconocido sobre la vida que llevamos. Eso es lo que intento hacer".

"-¿Qué le exiges a un poema para que te guste?
-Que contenga los tres elementos de esa ecuación que para mí constituye el pensamiento poético: emoción, inteligencia y música, por este orden. Y que esa ecuación me haga ver el mundo con contornos nunca vistos, con luces nuevas, con sombras desconocidas, con formas impensadas."

18.1.16

Vida al instante

por Wislawa Szymborska

Vida al instante.
Representación sin ensayo.
Cuerpo sin prueba.
Cabeza sin reflexión.

No conozco el papel que tengo.
Sólo sé que es mío, intransferible.

De qué trata la obra,
tengo que adivinarlo sobre el propio escenario.

Mal preparada para el honor de vivir,
apenas si aguanto el ritmo de la acción impuesto.
Improviso, aunque aborrezco la improvisación.
Tropiezo a cada paso con el desconocimiento de las cosas.
Mi forma de ser huele a provinciano.
Mis instintos son los de un aficionado.

El miedo escénico, como justificación, me humilla mucho más.
Siento como crueles las circunstancias atenuantes.
Imposible retirar palabras y reflejos,
las estrellas no contadas,

el carácter, abrigo abotonado sobre la marcha:
he aquí los lamentables sucesos de estas prisas.

¡Si pudiera ensayar aunque fuera sólo un miércoles antes
o repetir otra vez al menos un jueves!
Pero ahí está el viernes con un guión que desconozco.
¿Es justo? —pregunto
(con la voz ronca,
porque ni siquiera me han dejado aclararme la voz
entre bastidores).

Ilusorio es pensar que se trata únicamente de un examen superficial
que tiene lugar en una sala fortuita. No.
Estoy de pie entre los decorados y veo lo sólidos que son.
Me sorprende la precisión de todo este atrezzo.
Los sistemas rotatorios funcionan ya desde hace tiempo.
Han sido encendidas incluso las más lejanas nebulosas.
Ah, no me cabe duda de que se trata del estreno.
Y haga lo que haga
se convertirá para siempre en lo que hice.

Life While-You-Wait

Life While-You-Wait.
Performance without rehearsal.
Body without alterations.
Head without premeditation.

I know nothing of the role I play.
I only know it's mine.I can't exchange it.

I have to guess on the spot
just what this play's all about.

Ill-prepared for the privilege of living,
I can barely keep up with the pace that the action demands.
I improvise, although I loathe improvisation.
I trip at every step over my own ignorance.
I can't conceal my hayseed manners.
My instincts are for happy histrionics.
Stage fright makes excuses for me, which humiliate me more.
Extenuating circumstances strike me as cruel.

Words and impulses you can't take back,
stars you'll never get counted,
your character like a raincoat you button on the run -
the pitiful results of all this unexpectedness.

If only I could just rehearse one Wednesday in advance,
or repeat a single Thursday that has passed!
But here comes Friday with a script I haven't seen.
Is it fair, I ask
(my voice a little hoarse,
since I couldn't even clear my throat offstage).

You'd be wrong to think that it's just a slapdash quiz
taken in makeshift accommodations. Oh no.
I'm standing on the set and I see how strong it is.
The props are surprisingly precise.
The machine rotating the stage has been around even longer.
The farthest galaxies have been turned on.
Oh no, there's no question, this must be the premiere.
And whatever I do
will become forever what I've done.

Recitat en anglés per Amanda Palmer:

https://soundcloud.com/brainpicker/amanda-palmer-reads-life-while-you-wait-by-wislawa-szymborska