Olga Novo
En algún poema pasé frío y pasé hambre
sentí padecimientos que no eran míos.
con vuestros hijos metidos en el ferrado
con vuestras criaturas encima de una mula
con vuestros bebés en una caja de cartón
con vuestras crías al lado del hogar.
En algún lugar pasé frio y hambre
rompí hielo con las manos para lavar ropa en la poza
con aquel jabón que no espumaba
fabricado
con grasa y sosa cáustica y una gota
sutil
de amor.
En algún poema se me cayó leche a los pies
al sentir el llanto de mi hija
y en lo alto de la noche di de mamar a niños de otra época
agarrados al instinto de succión
como quien aprieta los labios contra el aire para extraer laluz
del día.
En algún poema pasé frío y pasé hambre
sentí como el granizo destrozaba el trigo contra mi carne
y así al quedar sin nada
recoger alguna rama en la memoria
con ella encender fuego e ir a la fuente a por sueño
para que duerman los hijos de la pobreza.
En algún lugar me subió la leche a los pechos
como asciende la palabra hasta el cerebro
trepando como un gato en un bosque de glándulas
y fui todas las madres que son madres de mis hijos
En algún poema pasé hambre
y pasé frío.
sentí padecimientos que no eran míos.
con vuestros hijos metidos en el ferrado
con vuestras criaturas encima de una mula
con vuestros bebés en una caja de cartón
con vuestras crías al lado del hogar.
En algún lugar pasé frio y hambre
rompí hielo con las manos para lavar ropa en la poza
con aquel jabón que no espumaba
fabricado
con grasa y sosa cáustica y una gota
sutil
de amor.
En algún poema se me cayó leche a los pies
al sentir el llanto de mi hija
y en lo alto de la noche di de mamar a niños de otra época
agarrados al instinto de succión
como quien aprieta los labios contra el aire para extraer laluz
del día.
En algún poema pasé frío y pasé hambre
sentí como el granizo destrozaba el trigo contra mi carne
y así al quedar sin nada
recoger alguna rama en la memoria
con ella encender fuego e ir a la fuente a por sueño
para que duerman los hijos de la pobreza.
En algún lugar me subió la leche a los pechos
como asciende la palabra hasta el cerebro
trepando como un gato en un bosque de glándulas
y fui todas las madres que son madres de mis hijos
En algún poema pasé hambre
y pasé frío.
36 cumpleaños
Me despido de la niña que fui y ya no llora
arrodillada en el templo occipital.
Bato palmas en el fuego.
Me voy a danzar a la sombra radical
de mi osamenta adulta.
Eres libre ahora
Un pájaro bebe en las aguas tibias de tu encéfalo
Un pez nuevo nace en tu musculatura
Y por fin se declara la poesía como un amor anfibio.
…Pero ahora
ah, pero ahora escucho con toda nitidez
a los treinta y seis años
la música de la resina
aquello que no oí en la tuba del silencio mientras nazco
la armonía profunda de las partículas biliares
la sangre que bombea el cielo
al abdomen de una salamandra
el delicadísimo encaje de hielo de la voz que amo
y se derrama sobre mi sino.
Sobreviví y sobrevivo porque veo la belleza y va conmigo.
Sobreviví y sobrevivo porque la belleza me ve y voy contigo.